domingo, 27 de junio de 2010
SISTEMA OSEO
Los huesos, de los cuales se ocupa la osteología, son órganos de colores blanquecinos, duros y resistentes, cuyo conjunto constituye el ESQUELETO.
El esqueleto del griego SKELETOS: desecados, es el armazón dura del cuerpo de los animales y en el humano está formado por el conjunto de huesos y cartílagos, unidos por las articulaciones.
Para su estudio el esqueleto se divide en:
Esqueleto Axial (eje central)
Cráneo.
Columna vertebral.
Costillas.
Esternón.
Esqueleto Apendicular (todo lo que pende)
Miembros superiores: cintura escapula y parte libre.
Miembros inferiores: cintura pélvica y parte libre.
Cartílago
Forma el esqueleto del embrión y disminuye su presencia en el adulto, reduciéndose en determinadas zonas, como los anillos de la tráquea, y formando parte del cartílago articular que recubre las superficies articulares de algunos huesos. El tejido cartilaginoso tiene consistencia elástica y contiene abundante sustancia intercelular. En su gran mayoría, la presencia de fibras elásticas del colágeno en la matriz, es lo que le proporciona cierto grado de flexibilidad.
Huesos
El tejido óseo es el más consistente y solido de todos los tejidos del organismo después del esmalte de os dientes. Lo cual es debido a la combinación de dos grandes propiedades básicas: dureza y elasticidad, las mismas están condicionadas por las sustancias químicas que contiene su sustancia intercelular. Como principales sustancias orgánicas (representan la tercera parte del peso del hueso) se encuentran la osteína (de naturaleza proteica) y fibras colágenas, que proporcionan al hueso elasticidad, y como sustancias inorgánicas (representa las dos terceras partes del peso del hueso) presenta sales de calcio y fosfato, que le proporcionan al hueso dureza.
Clasificación de los Huesos
El número de huesos que componen el esqueleto en el adulto es aproximadamente de 200 (en el joven más de 200 y en el anciano menos de 200, debido a la soldadura de huesos próximos), los cuales presentan diferentes formas, situación, origen, estructura y función, que les permite clasificarlos. Actualmente es aceptada internacionalmente la clasificación teniendo en cuenta su forma, pues facilita el estudio de sus porciones, de esta manera los distinguimos como: cortos, planos, largos, neumáticos e irregulares.
Huesos cortos
Este tipo de hueso, tiene dimensiones aproximadamente iguales en todos los sentidos, presentando una forma más o menos cubica y por lo general son pequeños se componen de una masa central de tejido óseo esponjoso (con medula ósea roja) redondeada de una delgada capa de tejido óseo compacto. Están situados en regiones que tienen movimientos muy variados y poco extensos como en el carpo y en el tarso, otros ejemplos son el calcáneo y los huesos sesamoideos como la patela o mejor conocida como la rótula.
Los huesos sesamoideos (se comparan con el grano de sésamo también conocido como ajonjolí) son una variedad de este grupo, se localizan cerca de las articulaciones de las manos y de los pies, en el espesor de ciertos tendones, sirviendo de dispositivos auxiliares en el trabajo muscular.
Huesos planos:
Se destacan porque el largo y el ancho, predominan sobre el grosor, presentando dos caras un numero variable de bordes, en general son incurvados z algunos se distinguen por ser alargados. Se componen por dos láminas de tejido óseo compacto, que forman las dos caras opuestas del hueso y que encierran entre sí, a una capa más o menos gruesa de tejido óseo esponjoso con su correspondiente medula ósea roja.
Están situados en regiones destinadas a la protección y sostén de otros órganos como en la cabeza (huesos de la calvaria o bóveda del cráneo), tórax (esternón) y cinturón de los miembros (escapula y coxal).
Huesos largos
Son aquellos cuya longitud predomina sobre el ancho y el grosor, presentando una forma fibular en la que distinguen tres porciones: el cuerpo o diáfisis que es alargada, y las dos extremidades o epífisis, que son por lo general más voluminosas, donde se localizan superficies listas articulares y eminencias rugosas para la inserción de ligamentos y tendones.
Las epífisis están formadas casi exclusivamente por tejido óseo esponjoso recubierto por una delgada capa de tejido óseo compacto, mientras que la diáfisis está constituida por tejido óseo compacto, formando la periferia tubular que limita una cavidad longitudinal llamada cavidad medular, donde se aloja la medula ósea.
Están situados en regiones de gran movilidad, sirviendo de brazos de palancas como en la parte libre de miembros, cubito, radio, humero, fémur, tibia, peroné, entre otros.
Huesos neumáticos
Se caracterizan por presentar cavidades en su interior que contienen aire. Tienen formas diversas constituidas por varias caras y generalmente son pequeños. Están compuestos por láminas de tejido óseo compacto que limitan o forman las paredes de las cavidades que se encuentran en su interior, siendo por tanto muy ligeros. Se sitúan en regiones como cavidad nasal.
El hueso frontal y el esfenoide que forman los senos paranasales son ejemple de este tipo de hueso.
Huesos irregulares
Son de forma irregular, difíciles de definir, cada uno tiene su forma propia dependiendo de la función que realizan, por este motivo, algunos huesos se pueden considerar como formas mixtas de los tipos de huesos antes mencionados o simplemente llamados: irregulares.
Por ejemplo tenemos el temporal (que es un hueso del cráneo) y las vértebras.
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